miércoles, 24 de noviembre de 2010

SIETE ESTRATEGIAS PARA MEJORAR LA RELACIÓN DE PAREJA. CORAZÓN Y CABEZA.

Para conseguir una relación de pareja de igual a igual podemos seguir una serie de estrategias sencillas. No inculpes, acepta, se íntegro, apoya a tu pareja, demuéstrale afecto, se realista y positivo. En resumen, concédele a tu compañer@ los derechos que quieres para ti.
1-      ACEPTA A TU PAREJA TAL Y COMO ES. NO CULPES.
Clave: Asume la responsabilidad de tus sentimientos. Cada miembro de la pareja es una persona única e irrepetible, con sus creencias, valores, objetivos. Piensa que tu modo de ver la vida no tiene por que ser igual que el de los demás. Puedes permitirte influir en tu pareja, pero tu pareja también puede influir en ti. Al fin y al cabo todos estamos evolucionando constantemente.

2-      MANIFIESTA TU APRECIO CON FRECUENCIA.
Clave: Expresar frecuentemente el aprecio a tu pareja tiene un efecto acumulativo y facilita que el otro se abra y comparta sinceramente contigo. Las pequeñas cosas son las que crean el día a día.
Valora positiva, y sobre todo honestamente, las ideas y comentarios de tu pareja. Es bueno empezar reforzando los puntos de acuerdo, y recuerda que las críticas deben ser siempre constructivas, con aprecio y sin culpar.
Y recuerda que es mejor valorar lo que se tiene antes de perderlo.

3-      COMUNÍCATE ASERTIVAMENTE.
Clave: Reconoce sinceramente lo que te ocurre a ti, a tu pareja, a vuestra relación. Reconoce lo que piensas, sientes, tus debilidades, tus incoherencias, tus puntos fuertes y débiles, y lo que te gusta y no te gusta de ti.
Se honesto respecto a tus opiniones, valores, creencias, y si tu pareja tiene la razón, admítelo. Olvídate de los “deberías” y los “tendrías”, la conversación será más agradable.

4-      COMPARTE Y EXPLORA LAS DIFERENCIAS CON TU PAREJA.
Clave: Escucha a tu pareja, también tiene algo que decir y merece la pena considerarlo.
Ante los desacuerdos es mejor explorar juntos para llegar a un punto común donde ambos salgáis ganando, se puede hacer si aceptáis las diferencias de vuestros valores opuestos.

5-      APOYA LOS OBJETIVOS DE TU PAREJA.
Clave: Apoya el derecho de tu pareja a desarrollar su propia individualidad, distinta de la tuya. Es una forma práctica de demostrarle amor.
Se trata de apoyar los objetivos del otro sin renunciar a tu punto de vista, siendo honesto, y recuerda que tu pareja también tiene derecho a equivocarse.


6-      CONCÉDELE  A TU PAREJA EL DERECHO A EQUIVOCARSE.
Clave: Nadie es perfecto, ni tu ni tu pareja. Concédele ese derecho. Dale espacio y apoyo para que crezca en sus errores.

7-      REFORMULA TUS NECESIDADES COMO OBJETIVOS.
Clave: Olvídate de los debería o tendría, el hecho de querer una cosa no te garantiza que lo vayas a conseguir. Si dejas de lado la exigencia de conseguir lo que quieres tal vez aumentes la posibilidad de conseguirlo.
Piensa que tu pareja no tiene que satisfacer todas tus necesidades, tu eres el único responsable de tu felicidad. No existe el príncipe o la princesa de los sueños de nadie. Para llevar a buen puerto una relación cada uno debe asumir su responsabilidad en dicha empresa y asumir el compromiso.
RECUERDA QUE TU RELACIÓN DE PAREJA ES UN COMPROMISO. Eres el responsable de tu propio aprendizaje y uso de las pautas, y tu pareja es responsable de su aprendizaje y uso de las pautas. Este compromiso mutuo supone dos compromisos unilaterales sin importar lo que el otro haga.

martes, 16 de noviembre de 2010

¿QÚE ES LA SEXUALIDAD?

¿QUÉ  ES LA SEXUALIDAD?
La sexualidad es mucho más que salud, amor o placer, puede ser una mercancía, una adicción, una forma de relajarse o una fuente de frustraciones, un modo de inhibirse o un instrumento de afecto y comunicación.

La sexualidad esta presente en todo el período de vida, desde que una persona es concebida hasta el momento de su muerte, transformándose en cada etapa y evolucionando para amoldarse a la cultura, a la sociedad y a cada persona en particular. Pero antes de seguir definamos algunos términos:
SEXUALIDAD: La sexualidad es el conjunto de condiciones anatómicas, fisiológicas y psicosociales que caracterizan a cada sexo. También es el conjunto de fenómenos emocionales, conductuales  relacionados con la búsqueda del placer sexual, que marcaran de manera decisiva al ser humano en todas y cada una de las fases determinantes de su desarrollo en la vida
SEXOLOGÍA:  Es el estudio sistemático de la sexualidad humana y de las cuestiones que se relacionan con ella. Es el estudio de la vida sexual humana desde un punto de vista genital, fisiológico, social y psicológico, en el cual participan un gran número de disciplinas y especialidades médicas y humanísticas, abarcando así todos los aspectos de la sexualidad.
La identidad sexual podría definirse como el saber que se pertenece al género femenino o masculino, esto en sí es un fuerte condicionante del comportamiento y uno de los principales pilares de la personalidad, no es una condición biológica sino una convicción, determinada por factores culturales y sociales, que nos moldean desde que nacemos. Es el resultado de la unión entre factores biológicos, sociales y psicológicos.
La orientación sexual por su parte se refiere a las preferencias sexuales de cada individuo, el sentirse atraído por hombres o mujeres independientemente de la identidad sexual que uno tenga. Suele perfilarse en la pubertad y puede variar a lo largo de la vida.
El rol sexual sería entonces los comportamientos que culturalmente se le asignan a cada género, dependen del contexto cultural en que se encuentre el sujeto y están muy determinados por prejuicios y expectativas sobre lo que debe ser natural y deseable en cada sexo.
Basándonos en esto deducimos que la sexualidad consta de varias dimensiones:
·         BIOLÓGICA: todos tenemos un sistema hormonal, genitales, un programa genético, en fin, una estructura psicofisiológica sobre la que se construye el comportamiento sexual. Es la responsable de nuestros impulsos, deseos, de la capacidad de responder y recibir una relación sexual y de sentirnos gratificados con ella o no, e incluso de las diferencias en lo que nos excita. Es por ello que un problema físico, una enfermedad o un accidente puede provocar cambios en nuestra sexualidad (inhibición del deseo, disfunciones…).

·         PSICOSOCIAL: Dado que el ser humano tiene un cuerpo y también una mente, la dimensión psicosocial influye igualmente en nuestra sexualidad. Los amigos, la familia, el colegio, la televisión, las revistas, internet, etc, van moldeando nuestra imagen de lo que es la sexualidad. Y como no, los valores éticos y morales de cada cultura (que no deben aplicarse a las personas individualmente), la religión, las costumbres, incluso la ciencia (que decir de los cambios sexuales gracias a los anticonceptivos), moldean la sexualidad de cada individuo.
Tanto la dimensión biológica como la psicosocial de la sexualidad son variables en función de los componentes internos y externos que componen la vida. La sexualidad depende de los estímulos que nos rodean, de los problemas diarios, de los afectos de los demás, de nuestra experiencia, de los cambios políticos, biológicos y sociales… en resumen de todo lo que compone nuestro día a día.
La sexualidad es variable. Que decir de los cambios que se han experimentado en los últimos 40 años. Los papeles tan rígidos y definidos del marido y la mujer se han ido fusionando en uno más andrógino, en el que hombres y mujeres disfrutan igualmente del placer sexual aunque de maneras distintas. Los cambios de valores han provocado que el acto sexual sea no sólo reproducción sino también placer, comunicación, demostración de afecto…
Y para que la sexualidad siga avanzando por buen camino y podamos seguir disfrutando de ella de forma sana y natural, es necesaria la educación. Debemos enseñar a nuestros hijos para que conozcan sus cuerpos, su sexualidad, modelos de afecto y ternura, respeto y comportamiento, en definitiva a vivir su sexualidad de forma sana, libre, plena y  responsable. Educación no es sólo tener la información, es saber utilizarla y sacarle provecho.

sábado, 6 de noviembre de 2010

HACÍAMOS EL AMOR...

Ella y yo hacíamos el amor diariamente. En otras palabras, los lunes, los martes y los miércoles hacíamos el amor invariablemente...

Los jueves, los viernes y los sábados, hacíamos el amor igualmente... Por último los domingos hacíamos el amor religiosamente... Hacíamos el amor compulsivamente. Lo hacíamos deliberadamente. Lo hacíamos espontáneamente.

Hacíamos el amor por compatibilidad de caracteres, por favor, por supuesto, por teléfono, de primera intención y en última instancia, por no dejar y por si acaso, como primera medida y como último recurso.
Hicimos el amor por ósmosis y por simbiosis: y a eso le llamábamos hacer el amor científicamente. Pero también hicimos el amor yo a ella y ella a mí, es decir, recíprocamente.

Y cuando ella se quedaba a la mitad de un orgasmo y yo con el miembro convertido en un músculo fláccido no podía llenarla, entonces hacíamos el amor lastimosamente. Lo cual no tiene nada que ver con las veces en que yo me imaginaba que no iba a poder y no podía, y ella pensaba que no iba a sentir y no sentía, o bien estábamos tan cansados y tan preocupados que ninguno de los dos alcanzaba el orgasmo.
Decíamos entonces, que habíamos hecho el amor aproximadamente.

O bien a ella le daba por recordar las ardillas que el tío Esteban le trajo de Wisconsin que daban vueltas como locas en sus jaulas olorosas a creolina, y yo por mi parte recordaba la sala de la casa de los abuelos con sus sillas vienesas y sus macetas de rosas esperando la eclosión de las cuatro de la tarde... así era como hacíamos el amor nostálgicamente, viniéndonos mientras nos íbamos tras viejos recuerdos.

Muchas veces hicimos el amor contra natura, a favor de natura, ignorando a natura. O de noche con la luz encendida, o de día con los ojos cerrados. O con el cuerpo limpio y la conciencia sucia. O viceversa.

Contentos, felices, dolientes, amargados. Con remordimiento y sin sentido. Con sueño y con frío. Y cuando estábamos concientes de lo absurdo de la vida y de que un día nos olvidaríamos el uno del otro, entonces hacíamos el amor inútilmente.

Para envidia de nuestros amigos y enemigos hacíamos el amor ilimitadamente, magistralmente, legendariamente. Para honra de nuestros padres, hacíamos el amor moralmente, para escándalo de la sociedad, hacíamos el amor ilegalmente. Para alegría de los psiquiatras hacíamos el amor sintomáticamente. Hacíamos el amor físicamente, de pie y cantando, de rodillas y rezando, acostados y soñando.

Y sobre todo, y por la simple razón de que yo lo quería así y ella también hacíamos el amor VOLUNTARIAMENTE...

jueves, 4 de noviembre de 2010

LA BÚSQUEDA DE PAREJA

El cortejo es el paso inicial para llegar a la relación sexual, previamente debe darse una atracción. Aunque finalmente no se termine en la cama, sin atracción no se desencadenarán los pasos siguientes. Sentirse atraído por alguien implica percibirle como potencial compañero sexual.

A la hora de sentirnos atraídos por alguien entran en juego factores tanto biológicos como culturales. Es lógico pensar en la importancia de los rasgos físicos ya que estos demuestran si el sujeto seleccionado está sano o si por el contrario porta genes defectuosos que después se transmitirán a la descendencia. A pesar de esto hoy en día estas influencias biológicas están matizadas por los determinantes culturales, por ej. Los olores corporales actualmente están disfrazados por los perfumes.

La selección sexual sería en definitiva, el proceso que moldea características físicas, anatómicas y conductuales que atraen a la pareja. Esto implica disponer de habilidades para atraer a un compañero, así como la habilidad de competir contra miembros del mismo sexo por una pareja.

Algunos ejemplos de aspectos atractivos que se dan en todas las culturas serían:

- Una buena salud es fundamental para atraer tanto en el hombre como en la mujer.
- Las mujeres jóvenes son más atractivas, mientras que en los hombres se da el efecto contrario. La mujer sólo es fértil un breve periodo de su vida, cosa que no le ocurre el hombre.
- Los hombres más atractivos son los que poseen cierto status (económico, social…), no importa tanto el físico.
- En cuanto al aspecto físico de las mujeres, en todas las culturas resaltan con ropas y adornos aquellas partes relacionadas con la fertilidad, esto es pechos, caderas…

Insisto en que no debemos olvidar el peso de la cultura, la mayor independencia económica de la mujer occidental, por ejemplo, hace que sus características físicas no sean tan importantes y en cambio las del hombre se valoran más.

¿Qué nos atrae del sexo opuesto?

Aunque sobre gustos no hay nada escrito, todos nos hacemos una idea inicial de otra persona por los rasgos que vemos en el/ella.

- La cara: son más atractivas las caras con cierta simetría y que carezcan de defectos. No suelen gustar los rasgos extremos. En la mujer parecen destacar el tamaño de los ojos, así como el de la boca (grande y con sonrisa), una barbilla pequeña y una nariz no muy grande y bien formada.

- El cuerpo: en la mujer lo que más atrae a los hombres es todo aquello que las distingue de ellos. Los pechos grandes, caderas anchas, trasero relativamente grande, piel suave… Las medidas son relativas en cada cultura y persona en particular.

Destacar que las mujeres exuberantes y que adoptan poses provocativas no suelen gustar a los hombres como pareja. Y son más atractivas las mujeres elegantes y bien vestidas

En cuanto a los hombres, un trasero pequeño, espalda ancha, cuerpo esbelto y armónico y vientre liso. Gustan los hombres altos pero la diferencia con la pareja debe ser entre 12 y 14 cm.

Una vez superada la barrera biológica inicial, entran en juego los aspectos psicológicos en el juego de la atracción. Destacan entre ellos los siguientes:

-RECIPROCIDAD: Sentimos cariño por las personas que nos tienen cariño y nos lo demuestran. La admiración mutua es de lo más atrayente. El problema es que normalmente no solemos demostrar cariño abiertamente y el otro debe inferirlo de las miradas, gestos y claves, generalmente subjetivas. Otro matiz, los aduladores suelen perder credibilidad y no son bien vistos. Se busca la muestra de cariño directa y sincera.

-PROXIMIDAD: Como dije en el artículo anterior, las parejas que encuentran tiempo para estar juntos tienen más probabilidades de tener éxito. La proximidad espacial, y sobre todo la disponibilidad selectiva (es accesible para mí pero no tanto para el resto), aunque en sí no produce atracción, sí que facilitan las relaciones positivas.

-SIMILITUD: Opiniones y actitudes similares provocan y aumentan la atracción, aunque a la larga no influyan tanto, pudiendo tener puntos de vista contrapuestos sin que eso deteriore la relación. En cuanto a la parte física,  la gente prefiere quedar con personas semejantes en atractivo físico, tal vez por miedo a ser rechazados o por la posible competencia con sus semejantes.

-COMPLEMENTARIEDAD: Polos opuestos se atraen, o más bien buscan complementar aquellas carencias que perciben en uno mismo. Podría decirse que la similitud es importante al inicio de la relación y la complementariedad sería un nexo de unión avanzada la relación.

-EXCITACIÓN Y ATRACCIÓN MUTUA: Compartir retos y desafíos es un potente afrodisíaco. No hay más que ver las películas en que dos personas viven cientos de aventuras y acaban enamorándose. Lo mismo ocurre si hay obstáculos a la relación, padres que se oponen a la relación de un hijo provocan que la pareja se una aún más.

-COMUNICACIÓN DEL INTERÉS SEXUAL: Posturas, gestos, miradas, dirección y brillo de la mirada, guiños, incluso los labios y la nariz. Como dije antes la importancia de las palabras, el lenguaje puede atraer, excitar y transmitir mucha información. También sería destacable el tacto, aunque no en las fases iniciales donde tocar prematuramente puede terminar de golpe con el cortejo.